EL LENGUAJE FÍLMICO. INTRODUCCIÓN
La creación audiovisual es, ante todo, un proceso
comunicativo. Todo producto es un mensaje que se desea hacer llegar a
alguien y para que este proceso sea exitoso ha de realizarse mediante el
empleo de un código común entre emisor y receptor.
El cine se compone con formas, luces, colores,
texturas, profundidad y movimientos, para representar un espacio
tridimensional.
Así pues el cine posee su propio lenguaje, por lo
que profundizaremos ligeramente sobre sus reglas esenciales.
Empezaremos presentándote el encuadre y el campo,
para pasar a la unidad mínima significativa, el plano, sus diversos
tamaños y sus valores.
Encuadre y campo
Encuadre:
Es el límite físico de la imagen, que presenta lo
que se ve en pantalla. Una película se compone de fotogramas (cada
fotografía encuadrada). Cada segundo, pasan 24 fotogramas por la pantalla,
lo que quiere decir es que la velocidad de una película normal es de 24
imágenes (fotogramas) por segundo. Sin embargo, la unidad básica del
lenguaje cinematográfico es el plano, que se compone de muchos fotogramas
(selecciones de realidad).
En el encuadre intervienen aspectos como la
posición de la cámara, las características de la fotografía, el
movimiento, la perspectiva, la profundidad de campo y los efectos
especiales de composición de la imagen.
El encuadre, utilizado por los grandes cineastas
desde Lumière, transforma la realidad cotidiana en hecho cinematográfico.
Lumière no coloca la cámara perpendicular a la llegada del tren como si
fuera el teatro, sino en ángulo oblicuo consiguiendo una composición
dinámica, potente y bella.
El encuadre afecta a:
- Tamaño y forma de la imagen.
- Campo y fuera de campo.
- La distancia y el ángulo de visión.
- Al movimiento en la puesta en escena.
Campo:
Todo lo que se muestra dentro de los bordes de la
imagen.
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Fuera de Campo:
Conjunto de elementos espaciales (y sonoros) que se
suponen dentro del espacio de la escena, pero en una zona que no se
muestra en la pantalla.
El uso del fuera de campo (espacio en off y sonido
en off) permite sugerir sin mostrar las cosas. Así se motiva al espectador
para que se esfuerce en imaginar lo que no ve y para que participe en la
narración.
Además, el uso del fuera de campo puede suponer una
economía de medios en la producción de una película, al no tener que rodar
todos los planos para ofrecer toda la información.
