El agente secreto John Steed ha sido llamado por el Ministerio británico
para investigar ciertas actividades extrañas en el Reino de "Su Majestad".
El tiempo parece estar descontrolado, fatal incluso para Inglaterra.
Alguien está manejando los elementos de la meteorología a su antojo
(heladas, ventisca, tormentas) para
poder poner el mundo a sus pies, amenazando las riquezas de las naciones a
cambio de temperaturas templadas. Todas las sospechas apuntan hacia Sir August De Wynter, un multimillonario ex-miembro del Ministerio que busca
venganza por antiguas ofensas.
Steed formará pareja con la experta doctora
Emma Peel, metereóloga y experta en artes marciales, para devolver al mundo su estabilidad climática.
Jeremiah
Chechik
recupera a los televisivos Steed y Peel, dos agentes muy británicos: él,
muy flemático, con traje y bombín; ella, inteligente y consciente de su
"sex appeal".
El director define este film como de acción sofisticada,
como un cruce de breve encuentro de Noel Coward (llevada al cine por David
Lean), los films de James Bond y Alicia en el país de las maravillas.
Asegura que ha tratado de hacer "un film popular inteligente".
El paisaje, sorprendente y algo psicodélico, parece transportar a otra
dimensión. Londres aparece vacío, con aire casi surrealista. Ha habido un
importante trabajo de dirección artística, para reproducir la capital
inglesa en miniatura.

Escena:
00:00:50 - 00:02:40 (Escena 1)
La película se inicia con los títulos de crédito repletos
de alusiones a la metereología, con sus componentes matemáticos,
fractales...

Escena:
00:43:10 - 00:49:21 (Escena 2)
Los protagonistas se encuentran en un jardín laberíntico:
- Oh, sí, claro, es un
laberinto de amor trapezoidal... un diseño de finales del XVII
-comenta Peel.

Escena:
00:47:00 - 00:49:21 (Escena 3)
La escena se inspira en la "ESCALERA SIN FIN" de Escher, en
la que unos monjes están condenados eternamente a bajar-subir unas
escaleras que siempre les dejan en el mismo sitio.

Unos monjes suben y bajan a la vez por la misma estructura del edificio,
sin que ninguno de los dos grupos parezca estar haciendo algo distinto a
lo que realmente se ve. Pero este ascenso o descenso "infinito" es
claramente imposible, aunque por mucho que lo miremos no encontramos la
inconsistencia de la imagen.
Esta idea está basada en el modelo de escalera imposible creado por Roger
Penrose junto con su padre. Penrose es un físico y matemático británico
que también exploró el mundo de los objetos imposibles y la partición
regular e irregular del plano.
Muchas son las versiones que transitan por Internet. Entre todas
destacamos una en la que, al final, podremos contemplar cómo podría ser
una maqueta en 3D para que pudiese darse este efecto visual, "imposible"
en la realidad, en la que la figura de dos dimensiones alcanza esta
paradoja por la perspectiva de distorsión.
¿Hacía dónde van los cubos?
¿Estás seguro?

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