Escena:
0:00:05 - 0:01:28 (Escena 1)
Los títulos de crédito son toda una demostración de construcciones
geométricas, número de oro, proporcioes humanas tomando como base en
hombre de Vitrubio, construcción de polígonos regulares, etc.

Corre el año 1725. Un perverso
cura
(Javier Gurruchaga) asesina a un viejo proyectista para apoderarse de un antiguo manuscrito
que contiene las claves de acceso a una legendaria cueva donde, según la
leyenda, habitó siglos atrás una mujer llamada Cecilia, venerada por las creencias
populares en contra de los dictados de la iglesia, dedicada a hacer el
bien a la gente.
El cura pretende
construir un retablo dedicado a esta mujer a la que considera una santa.
El 28 de febrero doy por terminada la construcción de la ermita en
honor a Santa Cecilia. Me queda la esperanza de que el tiempo saque a la
luz lo que yo tuve que cerrar. Estoy seguro que llegará el hombre capaz de
descubrir lo que yo tuve que ocultar. Alguien que conociendo leyes de la
Geometría sepa interpretar mi mensaje. Si tu lo conoces, enrégale este
plano. La Ciencia y la justicia harán el resto. ¿Qué plano?
-lee el cura, mientras es asesinado el proyectista mientras abraza el
plano.
Encarga la construcción de la obra a un artesano, Don Plácido (Fernando Hilbeck), que tiene a sueldo a un grupo de trabajadores, uno de los
que destaca la presencia de Francisco (Carlos Fuentes).
Se queda un tanto prendado de la hija
del patrón (Angie Cepeda) también llamada Cecilia y que es una excelente dibujante. De camino al lugar donde se
encuentra la iglesia de la que la mítica Cecilia era devota, aparecerá un extraño personaje al que llaman el santero (Pepe Martín) que los ayudará en los momentos en los que las
circunstancias se compliquen.
Escena:
0:54:00 - 0:56:17 (Escena 2)
Francisco explica a
Cecilia el famoso canon de las proporciones humanas propuesto por Leonardo
da Vinci en el dibujo "El hombre
de Vitruvio".
- Me ayudarás mañana a tomar medidas en la iglesia
-pregunta
Cecilia.
- El hombre es la medida de todas las cosas... decían los antiguos.
- La divina proporción.
- Veamos si tú eres perfecta. Túmbate -
dice Francisco-
tu cuerpo debe
contener diez rostros -midiendo con un pañuelo su cara y
contando desde los pies de uno a diez-
... y diez.
- ¿Dudabas?
-Pregunta Cecilia.
- Yo no, ¿Y tú?
-Ella se va a
incorporar, pero él se lo impide con dulzura-
Todavía falta una medida. Estira tu brazo. Si marcamos
una línea recta desde tus pies hasta tu dedo corazón y un arco con centro
en la frente, nos quedará partida en dos, y esta nueva medida debe
marcar, sin lugar a dudas, tu ombligo. El ombligo es la unión con la vida,
el nexo que comunica al feto con el exterior, por donde recibe los
alimentos, el vínculo de la comunicación,… y del conocimiento…

Escena:
0:59:25 - 1:03:10 (Escena 3)
Cuando Francisco, Cecilia, Don Plácido y el capataz de la obra se
encuentran limpiando las paredes de la ermita, aparecen escritos unos
versos
bajo una capa de pintura:
Un punto hay en el círculo
que en el triángulo y en el cuadrado se colocan
conoces ese punto, todo irá bien
no lo conoces, todo será en vano
¿Qué es esto?
-pregunta Francisco.
- Es una antigua canción de canteros. Pero también la clave para construir
polígonos a partir de una circunferencia. Pero es el secreto que debía de
conocer todos los que trabajaban la piedra. Se usaba antiguamente.
Es el segmento de oro aplicado a la circunferencia. En una circunferencia,
con dos diámetros perpendiculares, se toma el punto medio de uno de los
radios y se traza por él la perpendicular al otro diámetro. Este punto es
el segmento de oro del radio. Y conociendo este punto construimos por
ejemplo el pentágono (1, 2, 3 ,4 y 5), el triángulo (1, 2 3), y cualquier
otro polígono
-comenta Don Plácido.
- Yo también tengo algo que enseñaros. Mirad. Todo coincide. El que
construyó esta iglesia quiso decirnos algo
-dice Francisco.
- ¿A nosotros?
-cuestiona el capataz.
- A nosotros o a cualquier persona que viniese a trabajar aquí. Pero
por supuesto que conociese las leyes de la Geometría. ¿Qué veis aquí?

- El número de oro. El cuadrado que genera su rectángulo áureo
-comenta el capataz.
-
La proporción infinita
-contesta Don Plácido.
-
Por lo tanto en la construcción de esta iglesia se aplicó el segmento de
oro
-dice Francisco
- ¿Pero dónde quieres llegar con eso?
-sigue el capataz.
- Tal vez al lugar donde vivió esa Cecilia... de la que nos habló el
santero -
- hay algo más, algo que por precaución no os había confesado
-dice el capataz-
Antes de morir, el viejo Antonio, mi maestro, me pidió que construyera
este retablo a cualquier precio y me entregó este plano. Por desgracia, su
propia sangre ha ocultado su contenido.

Como se puede ver, su entrada permanece
oculta, pero con la ayuda de la Geometría seguro que saldrá a la luz, a
pesar de los perversos planes que ha urdido el cura.
"La vida es una espiral de dolor y de
amor -según el santero- y
que sólo juntos lo encontraremos”
Escena:
1:20:10 - 1:21:02 (Escena 4)
Francisco encuentra la entrada, dibujando la espiral en el plano de la
iglesia, pero de forma exterior, y con la ayuda del plano que aparece al
principio de la película y por el que habían asesinado al proyectista.
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