El descubrimiento del cuerpo de un hombre
brutalmente asesinado en una cuneta hará que las vidas de varias personas
se entrecrucen en Los Angeles.

"Crash (Colisión)" sigue la pista del
encuentro fugaz entre un grupo de personajes de diferentes razas, que
luchan por superar sus miedos a medida que entran y salen de las vidas de
los demás: un detective de policía negro con una madre drogadicta y un
hermano desaparecido, dos ladrones de coches que teorizan continuamente
sobre la sociedad, el ocupado fiscal del distrito y su irritable esposa,

un veterano policía racista (que cuida de su
padre enfermo) que no gusta a su joven e idealista compañero,

un exitoso director de televisión y su altiva
esposa, un inmigrante persa que compra un arma, un cerrajero hispano y su
pequeña hija, etc.


En la zona gris entre el blanco y el negro, donde
todo el mundo es víctima y agresor, todos colisionarán durante las
próximas 36 horas.
Crash" ofrece una narrativa fragmentada, siguiendo
a varios personajes de muy diversas etnias y niveles sociales,
examinando las complejas relaaciones que se
dan entre ellos. Así tenemos al caucásico fiscal de distrito y su
paranoica esposa. A dos jóvenes criminales negros; a un director de
televisión y su esposa, de piel más clara que él; a un policía y su
compañera latina; y a una familia iraní que desconfía tanto de sus vecinos
como sus vecinos de ellos.
Conviene no saber mucho sobre la película antes de
verla, pues así se disfrutarán mucho más las sorpresas e inesperados giros
que toma la historia. Baste decir que su elegante estructura está
perfectamente construida, y si algún defecto tuviera es que
ocasionalmente se vuelve pretenciosa y demasiado conveniente, pues abusa
ampliamente de coincidencias y sincronías.
Pero el efecto dramático es
tremendo, y ciertamente se justifica cualquier truco que el realizador
aproveche para expresar el fuerte mensaje de la película. ¿Cuál es el
mensaje?
Escena: 0:00:35 - 0:02:51
(ESCENA
1)

COMENTARIO
La estructura narrativa y temática de “Crash
(Colisión)” remite directamente a dos obras que a principios de los 90
reflejaron de forma contundente el clima social y moral de Los Ángeles.
En “Grand Canyon", Lawrence Kasdan hilvanaba unos hechos
violentos que eran punto de unión de unos personajes de distintas clases
sociales. La empatía surgida entre estos desconocidos servía para
construir una hermosa sinfonía sobre la ciudad, en la que había sitio para
un futuro esperanzador.
Poco después, Robert Altman alcanzó una de las
cumbres creativas de su larga carrera adaptando los relatos de Raymond
Carver en la espléndida “Vidas cruzadas”. Concebida como una pieza de
jazz, transmitía similar confusión y desencanto, no exentos de la
sutileza, humor y socarronería del viejo cineasta. A la hora de abordar
esta revisitación, Paul Haggis parece preferir en sus planteamientos la
grandilocuencia de la ópera, mediante el logro de unas cuantas secuencias
realmente impactantes, que descansan sobre un hábil envoltorio, pero cuyo
contenido adolece de la novedad, intensidad emocional e ironía de sus
predecesoras.
La envolvente construcción argumental, junto con
unos agudos diálogos, es uno de los aspectos más sólidos de este proyecto.
Es innegable que el director construye un sugerente entramado que capta la
atención mediante pistas e incógnitas que progresivamente desvela.
Realiza un minucioso trabajo de montaje en el que las historias se van
reabsorbiendo unas en otras con fluidez. Con estimable capacidad visual,
y un estilo sin duda deudor a “Traffic”
de Soderbergh, combina el ritmo ágil y directo de la cámara en mano,
granulado y claroscuros, con toda un gama de tonalidades cromáticas, que
cambian según los personajes y ambientes sociales. |