Escena:
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1)
Primer Acto: El
amanecer del hombre
Estamos
situados 4 millones de años atrás, donde vemos la vida cotidiana de un
grupo de primates en la sabana: ramonear en busca de alimento vegetal,
ocasionalmente comen carroña de animales muertos pero conviven
pacíficamente con ellos cuando están vivos, temen la oscuridad de la noche
y a sus depredadores, descansan con sueño nervioso en el fondo de una
cueva por sus temores y se disputan con otros grupos de primates la bebida
de una charca o el espacio vital, pero sin llegar normalmente al contacto
físico. En definitiva estamos en un planeta en el que no existe vida
inteligente, aunque esta especie de primates puede disponer de factores
que la propician, como una bipedestación ocasional, la funcionalidad de
sus manos y pies para agarrar.
Un amanecer
cualquiera, uno de los primates se despierta y encuentra un negro
monolito, un perfecto bloque de varios metros de altura que provoca la
alarma en el grupo y un primer momento de confusión y miedo, hasta que
comprueban que es inerte y poco a poco pasan simplemente a ignorarlo.

Sin embargo, poco después comienzan a percibirse ciertos
cambios en la conducta de los primates, cierto grado de conciencia sobre
los recursos disponibles para sobrevivir, sobre el uso de sus manos y de
otras herramientas como ramas y huesos, lo que les lleva, por ejemplo, a
comenzar a defenderse de sus depredadores, a expulsar a otros grupos de
primates de la charca, matando a sus rivales, cazando a otros animales
para alimentarse y, por fin, a dormir con tranquilidad en la cueva. Quizás
la escena más repetida de la película sea la "orgía de poder" del jefe del
grupo, golpeando con un hueso una quijada de animal y "comprendiendo" el
significado y consecuencias de su acto.

Este primer
acto está acompañado en su mayor parte por la hipnótica composición "Así
habló Zaratustra" de Richard Strauss.
Escena:
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2)
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4)
Segundo Acto: TMA-1
En 1999 el
Doctor Heywood Floyd viaja de la Tierra a la Luna, primero en un
avión-cohete que lo eleva de la Tierra hasta una estación espacial en
órbita y todavía en construcción. La maniobra de aproximación es una bella
coreografía espacial con la música de "El Danubio Azul" de Johann Strauss
(hijo). En la estación espacial la vida se hace en los anillos exteriores
circulares, que poseen gravedad debido a la fuerza centrífuga de la
rotación del conjunto, mientras que en la parte central, donde está el
hangar para las naves, esta rotación no provoca gravedad. Durante su
estancia el Dr. Floyd realiza una videoconferencia con su hija en la
Tierra.

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3)
Stanley
Kubrick sí presto atención a os detalles como las leyes físicas básicas,
en las que las condiciones de gravedad son diferentes. En muchas ocasiones
los tripulantes deben reaprender a caminar y tienen incluso instrucciones
para utilizar su baño con gravedad cero.

Tiene un
encuentro con científicos de otros países, en el que le preguntan sobre la
extraña epidemia declarada en la base estadounidense de Clavius,
supuestamente provocada por algún tipo de enfermedad.
Después el Dr.
Floyd continúa viaje a la Luna y, de nuevo, el alunizaje se convierte en
una coreografía acompañada de "El Danubio Azul". Allí, poco después se
desvela el misterio: el Dr. Floyd ha viajado para hacerse cargo de la
investigación sobre el insólito descubrimiento de un monolito negro de
perfectas dimensiones y fabricación, que se hallaba enterrado en el cráter
Tycho y que se descubrió durante un análisis magnético de la superficie
lunar, por lo que fue bautizado TMA-1 (Tycho Magnetic Anomaly #1 o
Anomalía magnética Tycho número 1). Hasta el momento el monolito se había
resistido a cualquier tipo de análisis de su estructura o características
y tampoco había demostrado ningún tipo de actividad. Lo que quedaba claro
es que se trataba de algo fabricado por una civilización extraterrestre
avanzada, que había sido enterrado intencionadamente y que era la primera
prueba real de la existencia de vida extraterrestre, por lo que se debía
mantener en secreto de momento.
Así, viajan
hasta la excavación y bajan a pie hasta el nivel del monolito,
maravillándose al ver y tocar algo tan perfecto e insondable. En ese
momento está amaneciendo en esa parte de la Luna y el monolito, al recibir
el primer rayo de sol desde que fue enterrado, emite una potente señal
acústica que deja totalmente aturdidos a los presentes.

Tercer Acto: Misión a
Júpiter
Estamos en
2001 y la nave espacial Discovery viaja hacia Júpiter con cinco
tripulantes, tres en hibernación, dos despiertos, David Bowman y Frank
Poole, y un superordenador de última generación llamado HAL 9000 que
gobierna la nave utilizando inteligencia artificial, lo que también le
permite comunicarse con los humanos mediante el habla. La vida a bordo es
monótona, comer, dormir, algo de ejercicio, jugar al ajedrez con HAL,
comunicaciones de misión y personales con Tierra (con el correspondiente
retardo debido a la distancia) y poco más. Nada se dice acerca de la
misión, más allá de una exploración del entorno de Júpiter, y no hay
ninguna conversación que mencione a TMA-1 o algo relacionado.

Sin ningún
desencadenante especial HAL 9000 comienza a hacer preguntas y a tener
conversaciones un poco fuera de lugar sobre la misión y durante una de
ellas se autointerrumpe para anunciar un fallo en una unidad de
comunicaciones que podría dar lugar a la pérdida de la conexión con la
Tierra. David Bowman sale del Discovery en una de las pequeñas naves
esféricas con brazos de manipulación y sale de ella en un paseo espacial
para reemplazar la unidad teóricamente averiada. Cuando regresa al
interior todos los análisis de la unidad son correctos y desde el control
de la misión, con un ordenador gemelo a HAL, tampoco encuentran ningún
fallo, lo que pone en entredicho la fiabilidad de HAL 9000.
David Bowman y
Frank Poole toman precauciones para que HAL no les oiga hablar sobre la
posibilidad de desconectar sus funciones superiores, pero HAL consigue
enterarse leyendo los labios de los astronautas, capacidad al parecer no
contemplada por ellos.
HAL 9000
vuelve a diagnosticar el fallo futuro de la unidad reemplazada, tomándose
la decisión de volver a dejar la original para comprobar si acaba fallando
o no, pero a la vez confirmando los problemas de fiabilidad de HAL. En
este caso es Frank Poole el que sale a realizar la sustitución, pero
cuando ha salido de la pequeña nave esférica, HAL toma control de ésta y
la lanza sobre el astronauta, provocando la despresurización del traje
espacial y enviándolo lejos del Discovery.
David
Bowman no tiene claro qué ha pasado, HAL parece no saberlo tampoco y Frank
no responde, por lo que corre a tomar otra de las pequeñas naves y sale en
ella a rescatarlo. Con Bowman fuera, HAL provoca la muerte de los
tripulantes hibernados. Bowman consigue llegar hasta Frank Poole, pero ya
está muerto, así que lo recoge y regresa al Discovery, pero HAL le niega
la apertura del hangar para que pueda entrar, dándose cuenta también de
que con las prisas se ha olvidado del casco del traje espacial. Decide
intentar una maniobra arriesgada que HAL no cree que pueda conseguir:
abandona a Frank Poole en el espacio, abre con los brazos articulados de
la pequeña nave una puerta exterior del Discovery y coloca la puerta de su
nave orientada hacia la otra puerta, haciéndola explotar para salir
disparado hacia el interior del Discovery, donde consigue presurizar la
cámara antes de morir.

Ya con casco,
para evitar la despresurización provocada por HAL 9000, Bowman va a
desconectarlo y durante el recorrido HAL parece querer explicar lo
sucedido, exculpándose de todo y pidiendo que no lo desconecte. Consigue
entrar en una sala con paredes rojas repletas de pequeñas tarjetas que
David va extrayendo una a una y que poco a poco van desconectando las
funciones de HAL, que mientras sigue suplicando compasión, pero cada vez
con más problemas de comunicación hasta que HAL parece retornar a su
"infancia", a sus primeras enseñanzas, una canción (Daisy, Daisy de Harry
Dacre, 1892)... y "muere".
Al quedar
desconectado HAL, se pone en marcha una grabación que pone al corriente a
David Bowman de la verdadera misión: la investigación del destino de la
señal emitida por TMA-1 en 1999, en un punto cercano a una de las lunas de
Júpiter.

Cuarto Acto: Júpiter
y más allá del infinito
Unos meses
después, David Bowman llega a los alrededores de Júpiter en el Discovery y
sale en una de las pequeñas naves esféricas a investigar un enorme
monolito negro que orbita una de las lunas y que fue el destino de la
señal del TMA-1 en 1999. No parece haber ninguna interacción, pero de
pronto David comienza un viaje extraño, alucinante y desconcertante, por
unos paisajes psicodélicos de luz y color en ocasiones vagamente
familiares.
Cambia
repentinamente la escena y Bowman se encuentra dentro de la pequeña nave,
pero a la vez en el interior de una extraña especie de habitación de hotel
de estilo anticuado. Se le ve ya fuera de la nave, en la habitación,
intentando entender qué es aquello, para pasar a hacer vida "normal" en
aquella rara vivienda. Todo es familiar pero anticuado, el mobiliario y
los programas de televisión, pero los libros son solo la portada y la
comida de todos los paquetes es siempre la misma. Finalmente en una
extraña sucesión, David Bowman se ve a sí mismo cada vez más viejo hasta
acabar moribundo en la cama.
Igual de
repentinamente, Bowman es ahora un feto dentro de su bolsa amniótica,
flotando en el espacio sobre el planeta Tierra en un apoteosis final que,
como al principio, utiliza la música de "Así hablaba Zaratustra" de
Richard Strauss.

ALGUNOS GAZAPOS
Existen sin
embargo varios fallos, aunque la mayoría son debidos a las limitaciones
técnicas en la elaboración de efectos especiales de la época que a errores
de bulto.
- El bolígrafo
que recoge la azafata durante el tránsito a la estación espacial no gira
sobre su centro de gravedad.
- La estación
espacial cambia el sentido de rotación durante la secuencia del
acoplamiento. Este es un error de continuidad más que físico.

El aterrizaje
de la cápsula en la Luna remueve el polvo causando turbulencias, lo que no
debería ocurrir en un lugar sin atmósfera.
Asimismo el
relieve de la Luna es exagerado. Pero es necesario recordar que la
película se estrenó un año antes de la misión Apolo XI.

Las escenas de
la Luna muestran una gravedad más parecida a la terrestre que a la lunar.
Durante la entrevista realizada a medio camino de Júpiter,
el entrevistador señala el hecho del retraso de la señal debido a la
velocidad de la luz y explica que la entrevista ha sido montada eliminando
los tiempos muertos para conveniencia del espectador. Sin embargo, la
entrevista abunda en intercambios de breves fórmulas de cortesía que
implicarían esperas enormes.
La estancia
giratoria de la Discovery es tan pequeña que para producir la gravedad
apreciada en la película debería girar tan rápido que la aceleración de
Coriolis causaría incomodidades insalvables a los astronautas, ya que
experimentarían diferentes gravedades en la cabeza y los pies.
No existe
consistencia entre el diseño interior de la Discovery y su apariencia
externa. Esto es notorio en la forma de las compuertas de las naves
auxiliares cuando son vistas desde dentro y desde fuera.
La película explicada en un vídeo
en flash
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